Sunday, 4 December 2011

Lo que se me quedó en el tintero


Cómo ya se acerca el día de mi despedida, he estado pensando que todavía hay unas cuantas tonterías y curiosidades que he ido descubriendo en los últimos meses, y que no he tenido oportunidad de contaros, por no tener relación con ninguno de los temas de los que he ido hablando. Así que he decidido hoy mismo, hacer una recopilación de algunas de éstas averiguaciones, que creyéndome Sherlock Holmes, he ido haciendo durante este tiempo.

En Londres no hay niebla: La primera de esas curiosidades que se me habían quedado en el tintero es ésta. ¿Por qué Hollywood y los libros de Jack el Destripador nos han vendido esa imagen de Londres siempre cubierto por la niebla, si no es cierto? La verdad es que me sorprendió mucho el día en que me di cuenta de que ya llevaba casi 2 meses viviendo en Inglaterra y que todavía no había visto la niebla aparecer. En los tres años que he estado aquí, creo recordar que he vivido sólo entre 10 y 15 días con niebla. ¿De dónde viene ese tópico entonces? Pues os vais a quedar muertos porque tengo fuentes suficientes para asegurar que lo que había en Londres antiguamente no era niebla, era contaminación. Para remediar la situación, el gobierno creó un plan de acción en 1956 llamado “The Clean Air Act” prohibiendo la quema de combustibles no autorizados que produjeran humo, entre muchas otras medidas aplicadas en la zona metropolitana de Londres. La última modificación del plan legislativo se hizo en 1993 y es el que está vigente hoy en día. Si alguien se aburre a nivel experto, aquí tiene el link, más que nada para que sepa lo que puede quemar y lo que no si viene aquí.

El secreto de las monedas de centimillo: Habiendo estado en caja (entre otras tareas varias) en todos los trabajos que he tenido en Londres, y con el aburrimiento que eso supone, siempre me ha dado por inventarme juegos y formas de entretenimiento, con la finalidad de que la parte subjetiva del tiempo corriese tan rápido como pudiese, y me alegrase el día. Intentar averiguar el precio total de la compra del cliente, o abrir caja sin monedas de un céntimo a propósito para jugar a “14,28 por favor… ¿llevas 3 céntimos?” y acumular los máximos que puedas en un día, entran dentro de estas pequeñas cosas que hacen más “excitante” mi jornada laboral. Bueno, pues yendo a lo que iba, siempre me había fijado que las monedas de céntimo nuevas tenían dibujos medio abstractos, sin ninguna gracia ni sentido y que parecían sin terminar… Y yo pensaba que era cosa de esa afición inglesa por ser originalmente raro. Pero un día, paseando por una calle de Sant Ives en Cornwall (muy recomendable por cierto, tiene las mejores playas de Inglaterra), vi en un escaparate de una tienda de numismática y antigüedades la solución a mi desconcierto: Si colocas las diferentes monedas boca abajo y de una forma determinada, se convierten en un puzle del escudo de The Royal Shield, y en la moneda de una Libra está la solución al puzle, el dibujo completo, vamos. En ese momento me sentí la persona más estúpida del mundo por no haberme dado cuenta antes, pero que de a todo al que se lo dijera (ingleses incluidos), ninguno lo supiera, me hizo sentir mejor… como la tuerta del país de los ciegos más o menos. Os pongo la fotito para que veáis que mono queda. He de decir que tuve que invertir tres días de trabajo en localizar todas las moneditas, para cambiarlas y llevarme un preciado souvenir.


Zona Cero a día de hoy
La zona cero de Londres: Cerca de la estación de Cannon Street se halla “The Stone of London” una piedra llamada también “The Stone of Brutus” refiriéndose al Troyano fundador de Londres sobre el año 1000 A.C. y que continúa situada cerca de su lugar de origen, habiendo sido reubicada un par de veces debido a problemas urbanísticos. Esta piedra, hoy expuesta tras un cristal protegido por barrotes en los bajos de un edificio de oficinas, fue en la época de los romanos el punto central desde el que se medían las distancias desde y hacia Londres, algo así como la Puerta del Sol en Madrid. Hoy en día, las distancias en Londres se miden oficialmente desde la estatua de Carlos I que se encuentra en Charing Cross, justo al lado de Trafalgar Sq. En esta ubicación antiguamente se encontraba La Cruz de la Reina Eleanor, de la que ahora existe una réplica al lado de la estación de Charing Cross.

The Stone of London

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